20 Nov ¿Sabes cómo ayudar a tu hijo a tolerar la frustración?
¿Has pensado alguna vez para que sirve la frustración?
La frustración es una emoción que aparece cuando deseamos algo pero no obtenemos lo que queremos en ese momento. Entonces, tenemos que diferenciar entre desear y obtener lo deseado.
Habrá ocasiones en las que no podamos sucumbir a sus deseaos y tendremos qué, de forma respetuosa y asertiva, decir en ese momento que NO.
Si el niño patalea, grita o se tira por el suelo no debemos interpretarlo como una forma de responder inadecuada o desafiante, si no que está deseando algo y es el momento en el que tú como padre, tengas que poner un limite y decir que NO.
¿Has pensado alguna vez qué pasaría si no te frustraras cuando llegas tarde a un sitio, y no encuentras aparcamiento; o si tu hijo no se enfadara cuando no le sale algo?
La frustración es de la familia del enfado, y es una emoción que moviliza, te activa para dar una respuesta.
Es una emoción que sienten los niños y los adultos pero que se da en diferentes situaciones.
Los niños suelen frustrarse cuando no tienen algo que quieren, cuando se separan de su figura de apego, por cambios de espacio, ropa o comida.. Los adultos sienten frustración cuando no se cumplen sus expectativas, esperando al autobús que viene con retraso, cuando alguien no me contesta al Whatsapp…
Entonces.. ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a tolerar la frustración?
Como ya hemos dicho, la frustración es una emoción que nos va a acompañar de por vida. Cuando el niño se siente frustrado no debemos pretender que esa emoción desaparezca de inmediato.
Cuando esto suceda, es muy buena oportunidad para identificar lo que siente y adquirir conciencia de qué está sintiendo.
“Estás enfadado por que querías jugar con el balón de tu hermano y no te lo deja. Quizás después te lo deje cuando termine de jugar”
“ Entiendo que estés enfadada por que te querías quedar en casa jugando, pero tenemos que ir a comprar al super y no te podías quedar en casa sola”
Es importante que antes de ayudar a nuestros hijos, seamos nosotros mismos los que tenemos que tomar conciencia de cuál es nuestro estado emocional, y que cosas nos suelen enfadar, frustrar, perder los nervios y en ocasiones reaccionar de forma poco adecuada.
El mayor problema es que el adulto pretenda que la frustración desaparezca de inmediato o, que se deje llevar por el estado emocional del niño en lugar de ayudarle a procesarla.
Así que RECUERDA la regla de la comunicación asertiva de las 3R: RESPIRA, RESPETA Y RESPONDE
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